cirios encendidos,
recorrido de madrugada.
Al fondo se escucha,
¡Al cielo, costaleros!
¡Ya sale el Señor de Calañas!
precedido de Nazarenos.
Incienso y azahar
se mezclan con tu cantar,
saetera que cada año
nos deleitas con tu rezar.
¡Cautivo, no mires atrás!
Tus promesas no están,
mira a las estrellas,
hoy con ellas brillarán.
Están en el balcón,
en un balcón muy especial,
viendo como su Cautivo
empieza a caminar.
Avanzas poco a poco,
deteniéndote para admirar,
la devoción de tu pueblo
de tu mecida al andar.
Tu madre viene detrás,
caminas hacia la capilla,
para rezar con fervor
con las hijas de María.
Llega la cuesta,
silencio para escuchar,
la voz de tus costaleros,
la marcha y al capataz.
En el encuentro junto a tu madre,
nos haces llorar,
cuando te acercas
y Ella, se acerca aun más.
Cara a tu pueblo te despides,
mirando al cielo aclamas,
gracias le das a las promesas,
que aguardan para cantar,
una hermosa saeta,
que en el cielo se escuchará
y en una estrella brillará,
hacia el cielo volarán.
Guadalupe Barranco